Tamara Canle y Sergio Campos dieron la vuelta a 2020 e iniciaron una aventura vitivinícola con la empresa Bicada, centrada en dar servicios a bodegas. Hablamos con ellos para que nos acerquen su experiencia tanto a lo largo de la formación como del paso al campo laboral.
Tras desarrollar su trayectoria en el sector de servicios y hostelero, completaron la formación teórica con la realización del ciclo de técnico superior de vitivinicultura 2018-2020 en la Fundación Belarmino Fernández Iglesias.
Una formación que los prepara para iniciar en el mes de julio un nuevo camino laboral en una situación compleja marcada por la COVID19 pero que no ha sido impedimento para seguir adelante, dar los primeros pasos y sumar resultados. Así, a lo largo de estos meses ya han desarrollado su trabajo con las bodegas de la zona de la Ribeira Sacra y ahora, recién finalizada la cosecha, continúan con el cuidado de las vides de la bodega.
Bicada es el resultado de una formación y una experiencia previa. ¿Qué les ha proporcionado el curso de la Fundación?
En primer lugar, el ciclo superior en Vitivinicultura nos dio formación reglada en este campo. Nosotros teníamos experiencia, pero a través del curso ampliamos los conocimientos y descubrimos el porqué de cómo se hacen las cosas. En segundo lugar, nos dio conocimiento del sector vitivinícola de la Ribeira Sacra, pues desde el centro el profesorado siempre contextualizaba sus explicaciones en nuestro entorno. Además, realizamos visitas profesionales a las bodegas de la zona que resultaron muy instructivas.
Si tienen que hablar con alguien que se esté planteando realizar el curso, ¿qué consejo le daría?
El ciclo ofrece una base de conocimiento del sector vitivinícola, es el primero de los pilares; con esta base, una persona puede enfocarse a ámbitos profesionales diversos, tales como la viticultura, la enología (bodega), al enoturismo, o la sumillería… a quien le guste el mundo del vino le diría que es un buen curso para estudiar.
Para alguien que esté valorando la realización de estudios en torno a la vitivinicultura, ¿cuál sería el punto a destacar para que la Fundación sea el centro por lo que se decanten?
Uno de los puntos fuertes del centro de formación de la Fundación, es contar con un buen campo de prácticas. El centro tiene dos hectáreas de viñedo donde realizar todas las prácticas necesarias durante el ciclo vital de la vid.
¿El paso a la práctica real fue muy grande o más bien un proceso natural facilitado por las enseñanzas del curso?
Fue más bien un proceso natural. En el primer año del ciclo adquirimos un viñedo y normalmente al salir del centro íbamos a trabajar a él.
¿Cómo surge la idea de iniciar Bicada?
Durante la realización del curso fuimos conociendo todo lo que nos gustaba la viticultura y decidimos intentar vivir del que nos apasiona.
¿Qué servicios ofrece Bicada?
Bicada ofrece todos los servicios que necesita una viña, comenzando por el análisis de la tierra, plantaciones, abonados, …; así como los propios de su ciclo vital, la poda de invierno, la poda en verde, la aplicación de tratamientos…
¿Cuáles son los más demandados por las empresas vitivinícolas?
Nosotros comenzamos nuestro recorrido en el mes de junio, esto es, con el ciclo vitícola ya muy adelantado. No hemos cumplido un año para poder valorar bien cuáles de los servicios pueden llegar a ser los más demandados. A lo largo de estos meses, realizamos tareas de limpieza, poda en verde, vendimia…
Como fue la acogida por parte de las bodegas a la llegada de Bicada?
Tuvimos una acogida bastante positiva, es una opinión compartida por las bodegas que es necesario un servicio profesional en el campo de la viticultura en la Ribeira Sacra. Para las bodegas medianas y pequeñas este servicio se le adecúa bien sus necesidades.
Están centrados en el trabajo en la Ribeira Sacra, ¿piensan crecer en otras áreas de la comunidad o en otras regiones de España?
No forma parte de nuestros objetivos ampliar nuestros servicios a otras zonas vitícolas de Galicia. Queremos asentarnos y crecer en esta zona.
El vino está de moda desde hace años, pero detrás de las botellas de vino hay sacrificios que no se ven, ¿cuál es el más complejo ante un viñedo o cosecha?
Detrás de una botella de vino hay un proceso que abarca mucho tiempo y trabajos diversos. En este proceso, tenemos dos tareas diferenciadas: la primera, la obtención de la materia prima, la viticultura; y la segunda, la elaboración, la enología. Centrándonos en la parte de la viticultura, la variable más compleja es la meteorología. Una helada o una granizada pueden echar a perder el trabajo de todo el año sin que tú puedas hacer nada. Otro gran problema que nos encontramos aquí, en el tema de la viticultura, son los animales (jabalíes, zorros, corzos), que cada vez más hambrientos ven en las uvas uno de los pocos alimentos a los que poder acceder. Hay viticultoras que en este momento están haciendo plantaciones de cereales solo para el jabalí, para intentar desviarlo y que vaya a comer el trigo o centeno y no vaya para las venías. Este problema puede tener solución, pero requiere de una colaboración entre la administración pública y las personas viticultoras.
Puestos a seguir mirando para el futuro, ¿cuál es su siguiente paso?
Nuestro proyecto tiene tres ejes, el primero de ellos y al de los servicios de viticultura, el segundo es la elaboración y comercialización de vino parcelario es la tercera y la organización de cursos profesionales destinados las viticultoras y personas interesadas en el mundo del vino.